Dracorumtales
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Garou, hijos de Gaia

Cuando los humanos se rebelaron contra los dioses de Dracorum, aliándose con el Infierno, fueron desterrados al joven planeta Gaia. Este planeta era inhóspito y no apto para la vida. Los dioses, mostrando misericordia, ofrecieron a los humanos la posibilidad de cambiar las condiciones del planeta si aceptaban renunciar a todos sus poderes mágicos.

Establecidos finalmente en su nuevo hogar, volvieron a aliarse con el Infierno en busca de venganza. El Emperador Oscuro les dio el don vampírico y los apartó de la luz. En respuesta, el Alto Consejo Enochiano, decidió bendecir a los humanos que se habían mantenido fieles a los dioses y les otorgó el don de Gaia. Así nacieron los Loup Garou, los hijos de Gaia.

Los Garou aparecen descritos en cuentos y leyendas como «hombres lobo». Esta nomenclatura, no obstante, les ofende en extremo, pues consideran esa vulgaridad una gran ofensa a su honor.

Los Garou portan un brazalete lunar que les permite comunicarse con Gaia, oyendo la voz del planeta. Esta conexión espiritual les sirve como guía y como meditación.
Pueden transformarse en lobos gigantescos a voluntad, aunque esta transformación es más poderosa bajo el influjo de la luna llena.
El brazalete es también el responsable de que puedan volver a adoptar su forma humana, impidiendo que la bestia interior los domine. Si lo pierden o se lo quitan por voluntad propia se convierten en salvajes. A estos se les conoce como «renegados» o «fenris».

Además de los Loup Garou, se conoce también la existencia de otro clan, conocido como «Faucon Garou». Este clan se transforma en halcón en lugar de lobo. Sin embargo, su número es irrisorio en comparación con sus parientes lobunos.

Los Garou rara vez salen de Gaia. No obstante, son los protectores del planeta.
Una de las pocas veces que se han visto Garou fuera de su hogar, fue durante la Guerra de las Sombras. La legendaria heroína Ga’Alosh, la Loba Roja, viajó a Dracorum gracias a los Guardianes del Cielo. Su presencia no se cuenta en los libros de historia, pero ella, junto con cuatro aliados desconocidos, jugó un papel clave en la derrota de la Primera Jerarquía.

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