Dracorumtales
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La sirena de Brun

Cuenta la leyenda, que hace mucho tiempo un soldado de la armada estaba de permiso en Brun, mientras la nave en la que servía se reabastecía en Dergorun.

El joven soldado conoció a una muchacha esa noche. Los dos fueron a la alcoba de la doncella y, tras la pasión, quedaron prendados el uno del otro.

A la mañana siguiente, el oficial al mando de su navío llamó a todos sus hombres a filas. Debían partir inmediatamente a la batalla.
El joven soldado se despidió de la doncella y le prometió que volvería junto a ella.

Los años pasaron y aquel soldado nunca regresó. La mujer crió al hijo que este le regaló ella sola, siempre con la mirada puesta en el horizonte cada vez que un barco arribaba, con la esperanza de volver a ver a su amado.

Finamente, una carta llegó a Brun, indicando que el valiente soldado había muerto en combate. La mujer se llenó de rabia y odio y culpó al ejército de su desgracia.

Sumida en un insoportable dolor, se echó a los brazos de la diosa del mar y se ahogó. Cuenta la leyenda que más tarde regresó convertida en una vengativa sirena que hundía cada barco de guerra que surcaba esas aguas.

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