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eredero del linaje divino y descendiente del Dragon Nindenn-Ka-Yh, durante la guerra de las Sombras fue el mayor héroe que la rebelión pudo encontrar.

Su gran carisma supo ganarse la confianza de todos los pueblos de Dracorum; especialmente la del rey de los elfos, Argos Dorae, en el que encontró no solo un poderoso aliado sino también un gran amigo, al que llegó a considerar su hermano de armas.

Las hazañas de Tobaki y Argos inspiraron al pueblo y todo el planeta se hermanó bajo una sola bandera, encabezada por la propia hermana del emperador Hazulem, la princesa Hazulka. La intervención del rey de Draconia fue decisiva en batallas clave, debido particularmente a su nobleza al pelear, pues lo hacía con honor, pero sin dar cuartel.

A sus victorias siempre le seguían nuevos reclutas engrosando sus filas, muchos de ellos incluso soldados del mismísimo emperador, prendados por la grandeza y la esperanza que representaba el monarca guerrero, acrecentando cada día más su leyenda; mas a medida que su fama crecía, también lo hacía la desesperación del emperador.

Harto de que las victorias de su enemigo empañaran su imagen de grandeza, Hazulem asestó un golpe decisivo a la moral de la rebelión, invocando a un feroz demonio del plano más bajo del Infierno, que destruiría el reino de Argos y al propio rey elfo mientras su ejército obliteraba a los caballeros de la hermandad del Dragón en la batalla del monte Katoa.

Tobaki se sintió culpable por la pérdida de su amigo, pues el rey Argos había insistido en dirigir él solo la defensa de la montaña mientras Tobaki se apresuraba en una misión secreta de rescate de la princesa Hazulka, que había sido apresada por su propio hermano y usada posteriormente como cebo para dividir las fuerzas rebeldes y aplastarlas en varios frentes de un solo golpe.

La muerte de Argos fue el principio del fin, que culminó con el asedio del hogar de Tobaki, Draconia. Durante esta última campaña, el héroe draconiano perdió la vida a manos del mismo demonio que asesinó a su hermano de armas.

Nueve años más tarde los hijos de Tobaki acabaron la misión de su padre derrotando al emperador en su propio palacio.