Los vampiros han establecido una sociedad piramidal, desde los siervos hasta el príncipe. Los niveles intermedios los comprenden cazadores, guerreros, soldados, aristócratas y legendarios.
Los siervos son apenas zombies sin voluntad, que deambulan en busca de carroña y son usados para las tareas más básicas. Se ocupan de construcciones o incursiones en ciudades pequeñas para propagar enfermedades. También sirven como primer alimento a las nuevas generaciones de las clases superiores.
Un siervo nace cuando un vampiro con poco poder transmite “el don de la sangre”, también llamado “don oscuro”. La sangre de la víctima se contamina y pudre los tejidos del huésped, convirtiéndolo en la clase más baja.
Los cazadores y guerreros comparten nivel, aunque se les considera clases diferentes por sus roles diferenciados.
Los cazadores se encargan de secuestrar humanos para engrosar la despensa y las arenas de sangre, enfocándose más en el sigilo.
Los guerreros se encargan de las confrontaciones directas, normalmente contra los “hombres lobo” y otros clanes Garou. También ponen a prueba a los luchadores de la arena de sangre. En dicho ritual, varios oponentes se enfrentan entre sí, compitiendo por su vida. Al último superviviente, si los guerreros le reconocen digno, le será otorgado el don de la sangre. En caso contrario servirá como entrante antes del copioso banquete de celebración. Esta clase es la primera que, con el tiempo, puede evolucionar a clases superiores.
Los soldados actúan de manera coordinada. A veces apoyan a los guerreros en batalla y otras defienden al príncipe de la ciudad frente a rebeliones y ataques de clanes rivales. Son guerreros de élite, de entre los que destacan los guardias reales. Estos últimos a menudo montan monstruosas criaturas aladas. Los soldados son además la primera clase que puede generar individuos superiores a los siervos. Por desgracia, el porcentaje de supervivientes de estos no pasa del 1%.
Los aristócratas son tan poderosos que su apariencia podría pasar por humana. Están a menudo infiltrados en diversos ámbitos de la sociedad de Gaia. Se les ha visto metidos en política, economía, seguridad, etc.
Se ocupan de obtener todo tipo de recursos y bienes para su clan. Por ello son el pilar básico que sostiene la sociedad vampírica.
Los legendarios son la clase más poderosa, los que realmente dirigen los clanes y coordinan la sociedad. No son grandes guerreros, pues no lo necesitan, ya que tienen a las clases inferiores para dicha labor.
De entre ellos, normalmente cada doscientos años, nace un ejemplar con unos dones infinitamente superiores al resto. Este vástago es conocido como “el príncipe”, que tendrá que enfrentarse a muerte con el príncipe actual de su ciudad por el derecho de gobierno.
El reinado de un príncipe culmina con la elección de una reina, algo que se ha dado muy pocas veces a lo largo de la historia, pues es el propio príncipe el que la engendra.
El primer paso es secuestrar a mujeres para que reciban el don de la sangre. Pese a que los legendarios tienen el porcentaje de éxito más alto de conversión (un 4%), el ritual especial de conversación de la reina no pasa del 0,003% de éxito.
El príncipe debe mezclar su sangre con la de una doncella y otorgarle el don oscuro mientras consuma con ella su pasión.
Si la mujer sobrevive al ritual inicial, tiene un 20% de posibilidades de aceptar el regalo de la sangre mancillada. Si no muere durante esa última fase, se alzará orgullosa como reina, siendo la única capaz de transmitir el don oscuro con un 100% de efectividad.